Tres cuartas partes de las personas más pobres del mundo viven en las zonas rurales de los países en desarrollo. La mayoría dependen de la agricultura para vivir.
El cambio climático, el crecimiento de la población mundial y la volatilidad de los precios de los alimentos y la energía tienen el potencial de empujar a millones de las personas más vulnerables a la pobreza extrema y al hambre para 2030.
Desde su creación en 1977, el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) se ha centrado en la reducción de la pobreza rural, en trabajar con poblaciones rurales pobres en países en desarrollo con el fin de eliminar la pobreza, el hambre y la malnutrición; en aumentar su productividad y sus ingresos y en mejorar su calidad de vida.
El FIDA es una institución financiera internacional y un organismo especializado de las Naciones Unidas con sede en Roma. Desde 1978, ha destinado USD 18 500 millones de dólares de los Estados Unidos en donaciones y préstamos a bajo interés a proyectos que han beneficiado alrededor de 464 millones de personas.
En 2019, tenemos 39 proyectos en curso en 20 países de América Latina y el Caribe. En total, se están invirtiendo más de $ 1.8 mil millones y más de 1.04 millones de personas se beneficiarán directamente al final de los proyectos en curso.
El reto
La población en el mundo supera los 9 000 millones de personas de aquí a 2050. Una brecha cada vez mayor entre ricos y pobres y el crecimiento de la competencia por los recursos son los principales retos a los que se enfrenta la humanidad y no pueden esperar.
El FIDA trabaja allí donde la pobreza y el hambre son más extremos, en las regiones más remotas de los países en desarrollo y con situaciones de fragilidad, donde pocos organismos de desarrollo se aventuran.
El FIDA ha elaborado un enfoque rentable, centrado en las personas y orientado a las asociaciones que ofrece resultados. La agricultura en pequeña escala es esencial para nuestro modelo de desarrollo, que conecta a los agricultores y a los hombres y mujeres pobres rurales con los mercados y los servicios para que puedan cultivar más y ganar más.
La oportunidad
Está comprobado que la agricultura contribuye a la reducción de la pobreza. El crecimiento del PIB generado por la agricultura es más eficaz para reducir la pobreza que el crecimiento en cualquier otro sector. En el África subsahariana, el crecimiento de la agricultura reduce la pobreza hasta 11 veces más rápido que el crecimiento en otros sectores.
Los proyectos auspiciados por el FIDA han demostrado que, gracias al acceso a la financiación, los mercados, la tecnología y la información, la población rural puede salir de la pobreza. Sin embargo nuestro trabajo hace más que ayudar a la población rural a crecer y ganar más.
También promueve la igualdad entre los géneros y la inclusión, promueve la capacidad de las organizaciones y comunidades locales y fortalece la resiliencia al cambio climático.
Impulsando a la población rural pobre y financiando proyectos que transforman las zonas rurales, nuestra labor es fundamental para el logro de los objetivos establecidos en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
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